lunes, 22 de octubre de 2012

¿Por qué se da esa relación de debilidad del poder legislativo ante el poder ejecutivo en la época del gobierno del PRI antes del 2000?



Tradicionalmente ha existido una amplia brecha entre las facultades formales e informales del jefe del poder ejecutivo dado al prolongado predominio del partido oficial (PRI), los presidentes de México han sido mucho más poderosos de lo que se deduciría mediante el análisis de sus prerrogativas constitucionales.
Una de las causas de la debilidad del poder legislativo ante el poder ejecutivo en la época del gobierno del PRI fueron las facultades informales extraordinarias del presidente de México cuentan con raíces institucionales, pues se derivan de los sistemas de partidos y electoral y de los incentivos que dichos sistemas han creado y no del abuso de poder o de la usurpación de facultades por parte de la presidencia. Otra causa fue que, el sistema político mexicano no ha concluido su ya prolongada transición. La liberación del sistema político se da en 1988, cuando la Cámara de Diputados experimento el primer cambio profundo en su composición, un cambio que privo al partido del presidente de la mayoría de dos tercios necesaria para modificar la Constitución. El hecho de que el partido del presidente perdiera la mayoría en el Congreso significa que las facultades formales comenzaran a desempeñar un papel más importante en las relaciones entre los poderes ejecutivo y legislativo.
Las relaciones entre los poderes ejecutivos y legislativos en el pasado es de un dominio absoluto del ejecutivo sobre un Congreso que no ha estado a la altura de las facultades que le otorga un Congreso que no ha estado a la altura de las facultades que le otorga la Constitución. Su autoridad para legislar y supervisar ha sido pobre. La facultad para legislar es lo suficientemente amplia y, de las tres ramas de gobierno, el poder legislativo es el que cuenta con el mayor numero de prerrogativas en las esferas económica, político-administrativa, judicial y social. A pesar de todas las facultades que tiene el Congreso, este se encuentra limitado en su accionar ante el ejecutivo.
En el periodo clásico del sistema político mexicano el Congreso Mexicano aparece como una institución débil y subordinada. Esto no solo se trataba porque los legisladores raramente hayan sido los que daban origen a iniciativas de ley, sino que tampoco desempeñaban la función de detener o modificar sustancialmente los proyectos de ley enviados por el ejecutivo. Se podría decir que en general, el presidente podía ignorar a la Cámara de Diputados y decretar su propio presupuesto en caso de una urgencia, el Congreso abandono su función como vigilante del gasto público desde 1954.
La vigilancia de las facultades presidenciales por parte del Congreso tampoco ha sido una práctica. Al poder legislativo se le otorgaron facultades específicas y directas para vigilar los actos del poder ejecutivo. Tal autoridad abarca áreas que van desde la confirmación de nombramientos hasta la facultad para acusar al jefe del ejecutivo por traición a la patria y ofensas graves en contra del orden común.
Debido a esto, el Congreso, lejos de hacer efectivo el principio de la separación de poderes, ha contribuido en gran medida a la obstrucción de dicho principio y repetidamente ha renunciado a sus funciones fundamentales de legislación y vigilancia del poder ejecutivo.
Hay dos factores que contribuyen a explicar el hecho de que el Congreso no cumpla con su función constitucional y que renuncia a sus facultades a favor del ejecutivo, el poder Ejecutivo:
·        Se ha asegurado para sí mismo el apoyo de grandes contingentes de legisladores.
·        Ha hecho que el interés de los legisladores resida en actuar no como un poder de contrapeso del ejecutivo, sino, como aliado o agente permanente de este ultimo.
El poder ejecutivo ha generado grandes mayorías para su partido interfiriendo en la competividad del sistema, mediante su intromisión en la legislación partidaria y electoral. Una vez electos, se ha asegurado la lealtad de una estructura de incentivos que hacen que el interés de los legisladores resida en satisfacer los intereses del ejecutivo.
Con la aprobación de la Ley Electoral de 1946, la manipulación de los resultados electorales y las decisiones relacionadas con quien podía participar y como podía llevarse a cabo la participación fueron colocadas incondicionalmente bajo el control del ejecutivo. Esto garantizo que el Congreso estuviese formado por grandes mayorías del partido del presidente. El sistema de partidos resultante se caracterizo por ser hegemónico.
Otras tres características que se combinaron para fortalecer al poder ejecutivo frente al Congreso fueron:
·        Un partido altamente centralizado y disciplinado capaz de controlar la selección de candidatos.
·        La coincidencia de la presidencia del país y de la presidencia del partido oficial en la misma persona.
·        La clausula de la no reelección.
A pesar de las estipulaciones constitucionales relativas a la facultad del presidente (proyectos de ley, poder de veto, prerrogativas presupuestarias), el Congreso mexicano sobresale como una institución fuerte. El derecho exclusivo de presentar proyectos de ley que se otorga al jefe del poder ejecutivo únicamente se refiere a la esfera presupuestaria.
Los indicadores para medir la capacidad legislativa del poder ejecutivo se relacionan con el origen de las iniciativas de la ley, la medida en que son modificadas y la tasa de aprobación. En el periodo de 1940 a 1970, ninguna iniciativa del ejecutivo fue rechazada por la Cámara de Diputados, esto no significa que todas las iniciativas del poder ejecutivo fueran aprobadas o no sufrieran modificaciones.
Las cosas cambiaron cuando las atípicas elecciones de 1988 dieron al traste con todas las expectativas. El resultado fue el partido del presidente perdió por primera vez la mayoría necesaria para modificar la Constitución y solo obtuvo nueve escaños más que la mayoría simple necesaria para aprobar leyes. En 1997, las elecciones legislativas produjeron el primer gobierno divido en la historia del PRI.
De 1952 a 1997, el poder ejecutivo fue el promotor más activo de iniciativas de ley, pero a medida que los partidos de oposición lograron mayores espacios en la Cámara de Diputados, la presentación de proyectos de ley por parte de las fracciones de estos partidos en el Congreso aumento marcadamente.
En 1997 y 1998, el presidente tuvo que establecer una alianza con un partido de oposición en el Congreso para lograr que se aprobara el proyecto del presupuesto de egresos. Parece evidente que aun sin una reforma que altere la distribución de los poderes formales, el dominio del poder ejecutivo sobre la rama del legislativo ya ha sufrido cambios como resultado de la nueva composición del Congreso. La nueva pluralidad del Congreso ha generado cambios orgánicos que tienen muchas probabilidades de provocar que el Congreso se vuelva mas democrático y adquiera una mayor fuerza institucional.
De 1929 a 1988, el PRI no solo había dominado todas las comisiones, sino que también había tenido la presidencia de todas. Debido a las amplias mayorías y a la disciplina del partido del presidente, no ha habido necesidad de recurrir al poder de veto para sacar adelante la agenda del poder ejecutivo.
En México, el ejecutivo puede nombrar y destituir libremente a la mayoría de los integrantes del gabinete.
En lo que respecta a cuestiones presupuestarias, el Congreso de México parece tener carta blanca. Su facultad para aprobar, modificar o rechazar la Ley de ingresos y el Presupuesto de egresos le otorga una autoridad mucho mayor que la que poseen la mayoría de las legislaturas en América Latina. La única restricción significativa en este caso consiste en que la Constitución prescribe un presupuesto equilibrado. El presidente no tiene poder de veto sobre el renglón de gastos del presupuesto, pues se trata de un proyecto de ley que debe ser aprobado únicamente por la Cámara de Diputados.
El comportamiento de los miembros del Congreso también es de capital importancia para determinar el equilibrio de poder entre las ramas ejecutiva y legislativa del gobierno. En el caso de México, el comportamiento de los legisladores, en especial de los pertenecientes al partido del presidente, ha sido determinante en el limitado papel desempeñado por el Congreso y en su dominio por el ejecutivo.
Los poderes partidistas dependen principalmente del número de partidos en el sistema político, de las reglas electorales y de las normas internas de los partidos. En el caso de México, todas estas determinantes concurren para incentivar la disciplina y la lealtad partidistas al líder del partido, el presidente en turno.
La disciplina respecto del ejecutivo ha dependido de una serie de instituciones y prácticas políticas, entre las que sobresalen dos:
·        El carácter no competitivo o semicompetitivo del sistema, que ha determinado un alto grado de certidumbre en el existo electoral de los candidatos del PRI y restringido severamente las opciones fuera del partido oficial.
·        El control del ejecutivo sobre el proceso de selección de candidatos y, así, sobre la circulación de cuadros políticos en los cargos de administrativos, partidistas y de elección popular.
La distribución de los cargos disponibles se encontraba con toda claridad bajo el control del ejecutivo. Por supuesto, la lealtad y la disciplina pueden solicitarse prometiendo puestos en cargos que no sean de elección popular, de los que el presidente controla literalmente miles.
México pertenece a ese tipo de sistemas en el que hay un postulador de lo candidatos. El sistema no permite que los candidatos participen sin la aprobación del partido.
La apertura al sistema a  la competencia no solo afectara la fuerza del postulador sino que incluso puede alterar la posición del jefe del poder ejecutivo como el postulador supremo. El aumento de la competencia está destinado a alterar tanto el control de la selección de candidatos como la disciplina, por dos razones principales. La primera, porque la opción de salida puede ser usada inmediatamente si un miembro del PRI no se ve bendecido con la postulación; la segunda, porque en un contexto a un candidato con buenas posibilidades de éxito electoral, esto es, se ve constreñido por las preferencias esperadas de los votantes.
Las bases para sostener el complaciente comportamiento y la disciplina tradicionales que los gobernadores han mostrado frente al jefe del poder ejecutivo están desapareciendo rápidamente. El Comité Ejecutivo Nacional, es el órgano del partido que debe aprobar y autorizar las convocatorias para la selección de candidatos a todos los cargos de elección popular.
Con los cambios en el sistema de competencia electoral, se han establecido las condiciones para que el partido asuma su función de determinar quiénes serán los candidatos y, así, transformas su anterior subordinación al presidente.
El resultado de las elecciones de julio de 1997, produjo el primer gobierno dividido en la historia posterior a la Revolución y el PRI sufrió la derrota en tres de las siete gubernaturas en disputa.

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