domingo, 28 de octubre de 2012

Formas de gobierno


Clientelismo: Clientelismo denota el intercambio de bienes y servicios por apoyo político y votos. Dado que intenta resolver problemas de distribución y mediar entre intereses diversos, siempre es político. Sirve para el intercambio mutuo de servicios y bienes entre dos personas socialmente desiguales o entre dos grupos. Características:
·         Se trata de una relación diádica, en la cual una persona poderosa (el patrón) pone su influencia y medios en juego para dar protección o ciertas ventajas a una persona socialmente menos poderosa (cliente) que le ofrece el respaldo y servicios al patrón.
·         Ocho atributos: asimetría social de los socios, reciprocidad del intercambio y dependencia mutua, carácter personal, informalidad, voluntad limitada, confianza mutua y lealtad.
Fascismo: Fascismo es el calificativo que se da al sistema ideológico que se basa en el nacionalismo extremo (patrioterismo), el antisemitismo y anticomunismo, y tiene como bases el militarismo, el cristianismo y el tradicionalismo exacerbados. .Los fascistas justifican cualquier medio violento utilizado para lograr sus fines, todo con el fin de implantar el nuevo orden, que en realidad sería reimplantar el viejo orden cristiano. La presencia del fascismo en México se remonta a los años 20 con la aparición de la Liga Nacional de la Defensa de la Libertad Religiosa (LNDLR). Características:
·         Nacionalismo poderoso y permanente
·         Supremacía militar
·         Control de los medios de comunicación.
·         Obsesión con la Seguridad Nacional.
·         El poder y la religión están entremezclados.
·         El poder corporativo es protegido.
·         El poder laboral es suprimido.
Estalinismo:
Conjunto de teorías y métodos de Stalin, también llamado estalinismo. En ciencias políticas, estalinismo hace referencia a las ideologías y prácticas políticas seguidas y propuestas por el líder soviético Iósiv Stalin y seguidores, como continuación del leninismo. Características:
·         Basado en la teoría Leninista.
·         Socialización en un solo país.
·         Monopolio del poder del estado por parte del Partido Comunista.
·         Represión de cualquier disidencia.
·         Planificación imperativa de la economía.
·         Fomento de la industria, especialmente la pesada.
·         Culto a la personalidad de Stalin.
Corporativismo: Sistema económico formado por corporaciones que participan en la política del Estado. Están basadas en la solidaridad interna y la defensa de los intereses comunes.  Forma de organización capitalista que se caracteriza por la intervención del estado en las relaciones productivas, especialmente con la formación de organismos que integren a trabajadores y empresarios con objeto de evitar las tensiones propias de un estado democrático. Características:
·         El corporativismo se caracteriza por una rígida intervención del Estado en las relaciones productivas.
·         Para lograr esta intervención a todos los niveles, se plantea la creación de sindicatos verticales que permitan el control.
·         Hay un profundo rechazo a toda política económica de corte marxista.
·         Hay una búsqueda del interés nacional, poniendo bajo el control del Estado las regulaciones de las relaciones laborales.
·         El partido único dirige el Estado por medio de un grupo de base reducido que se articula en una pirámide jerárquica, y cuyos miembros reciben instrucción paramilitar en las milicias.
Representación de intereses: El concepto de representación política describe cómo el poder político es alienado de un gran grupo y conferido a manos de un subconjunto más pequeño de tal grupo por cierto período. La representación usualmente se refiere a democracias representativas, donde los funcionarios electos (denominados representantes) hablan en nombre de sus electores en la legislatura. En general, solo a los ciudadanos se les concede la representación en el gobierno en forma de derechos de voto; sin embargo, algunas democracias han ampliado aún más este derecho. Características:

·         Hacer presentes las voces, opiniones y perspectivas de los ciudadanos en el proceso de elaboración de políticas públicas.
·         El gobernante actúa en nombre de los electores.
·         El representado puede castigar al partido político en las siguientes elecciones.
Neo corporativismo:  Sistema de mediación de interés, en el cual los grupos que los constituyen están organizados en un número limitado de categorías singulares, obligatorias, no competitivas, jerárquicamente ordenadas y funcionalmente diferenciadas, reconocidas y autorizadas por el estado, a las que se les concede un monopolio representativo deliberado dentro de sus respectivas categorías a cambio de observar ciertos controles en la selección de sus líderes y en la articulación de sus necesidades y reivindicaciones. Características:
·         Unidad a través de un esfuerzo de colaboración.
·         Considera que en la vida colectiva todos comparten un interés común, y la colaboración es un proceso vital mucho más fundamental que el conflicto.
·         Orden, el interés particular se ha de subordinar a la voluntad general, de ahí que el centro de atención de la colectividad sea la nación, no la clase, el bienestar general es una supremacía moral.
·         Considera al éxito como la capacidad de alcanzar los fines colectivos con eficacia, lo cual quiere decir que es un sistema orientado más hacia los fines que hacia los medios.




jueves, 25 de octubre de 2012

Presidencialismo y corporativismo mexicano.



El presidencialismo ha generado en nuestra historia reciente  y sobre todo por sus características intrínsecas como sistema- un desequilibrio en la organización republicana. Esto porque ha implicado una abultada concentración de facultades en uno de los tres Poderes públicos: el Poder Ejecutivo. Y además, en concordancia con esa concentración de facultades, el Estado ha terminado planificando y ejecutando medidas que surgen de decisiones de un solo sector político de la sociedad: el sector que detenta el gobierno, el sector que ha sido elegido por el voto directo para ejercer el Poder Ejecutivo.

Por partido de Estado ( P.N.R. , P.R.M. , P.R.I. ) suele entenderse el régimen político en el cual el gobierno establece y dirige una organización política que tiene por objeto agrupar a una parte de la población, con el fin de controlar su voto para la realización formal de las elecciones. El Partido y el Corporativismo surgieron estrechamente vinculados, ya que el Partido se dio a la tarea de organizar a campesinos, obreros y profesionistas, esfuerzo del que más tarde surgieron la Confederación de Trabajadores de México( CTM ) en febrero de 1936 y la Confederación Nacional Campesina ( CNC ) en agosto de 1938; el partido impulsaba la organización corporativa y él mismo adoptó una estructura similar en marzo de 1938, cuando se transformó en el Partido de la Revolución Mexicana (PRM ) constituido por cuatro sectores: obrero representado básicamente.

Un claro ejemplo de el corporativismo mexicano es los normalistas en Michoacán. Las escuelas normalistas fueron creadas para educar a la gente pobre que vive en el campo. Esto se convirtió una oportunidad de trabajo para la gente pobre, dado a que convirtiéndose en maestros para las escuelas normalistas se convirtió en una oportunidad para salir de pobres. Esto ha generado que los maestros de los normalistas no se conviertan maestros por vocación, sino para salir de pobres. Con la nueva reforma educativa, los maestros se han convertido ineficientes y como están en la posibilidad de perder sus empleos están en contra. En el fondo de todo este problema, lo que los maestros quieren son más plazas de trabajo. Este problema (el querer más plazas), no es la primera vez que pasa y tampoco la primera vez que el gobierno cede en dárselas. Esto se debe a que el gobierno tiene que mantenerlos tranquilos y "contentos" para que esta corporación de maestros le siga brindando apoyo a un partido en específico.

Esta forma de organización política implementada en México, que Mario Vargas Llosa denominó recientemente la Dictadura Perfecta, se mantuvo vigente hasta el dos de julio pasado en que el triunfo del Partido Acción Nacional y su candidato Vicente Fox, marcó el inicio de la alternancia en la presidencia de la República y el fin del control priísta en el sistema político mexicano, acontecimiento que necesariamente modifica la relación entre los tres elementos mencionados
anteriormente como los pilares de la política mexicana.

Equipo: 
Macarena Juarez 
Eduardo Villar

martes, 23 de octubre de 2012

Facultades


Facultades legislativas del presidente

·         Presentar proyectos de ley
·         Poder de veto tanto total como parcial. No puede vetar el presupuesto de gastos.
·         Prerrogativas presupuestarias.
·         Facultades de decreto de diferentes tipos: regulatorios, el Congreso le delega la facultad para legislar por decreto (de urgencia y articulo 131), y la facultad para legislar.
·  Algunas facultades presidenciales para legislar son otorgadas directamente  por la Constitución, mientras que otras deben ser delegadas primero.

Facultades ejecutivas del poder ejecutivo

·         Los miembros del gabinete pueden ser convocados por el Congreso, si ese cuerpo necesita información relacionada con las actividades de las dependencias encabezadas por ellos o cuando se esta discutiendo alguna ley en particular.
·   Facultad estipulada en los artículos 108 y 111. Dedicado a las responsabilidades de los servicios públicos, se incluyen los delitos políticos, administrativos y penales.
·         Facultad para aprobar, modificar o rechazar la Ley de ingresos y el Presupuesto de egresos.
·         Vigilar el correcto desempeño de las funciones de la Contaduría Mayor de Hacienda.
·  Instalar comisiones especiales para investigar el funcionamiento de los organismos descentralizados y de las empresas de propiedad estatal.

Poderes partidistas del presidente

·         Ocurren para incentivar la disciplina y la lealtad partidistas al líder del partido, el presidente en turno.
·         Disciplina respecto del ejecutivo: carácter no competitivo o semicompetitivo del sistema, y el control del ejecutivo sobre el proceso de selección de candidatos.
·         Distribución de los cargos disponibles.
·         Lealtad y disciplina, prometiendo puestos en cargos que no sean de elección popular. 

lunes, 22 de octubre de 2012

¿Por qué se da esa relación de debilidad del poder legislativo ante el poder ejecutivo en la época del gobierno del PRI antes del 2000?



Tradicionalmente ha existido una amplia brecha entre las facultades formales e informales del jefe del poder ejecutivo dado al prolongado predominio del partido oficial (PRI), los presidentes de México han sido mucho más poderosos de lo que se deduciría mediante el análisis de sus prerrogativas constitucionales.
Una de las causas de la debilidad del poder legislativo ante el poder ejecutivo en la época del gobierno del PRI fueron las facultades informales extraordinarias del presidente de México cuentan con raíces institucionales, pues se derivan de los sistemas de partidos y electoral y de los incentivos que dichos sistemas han creado y no del abuso de poder o de la usurpación de facultades por parte de la presidencia. Otra causa fue que, el sistema político mexicano no ha concluido su ya prolongada transición. La liberación del sistema político se da en 1988, cuando la Cámara de Diputados experimento el primer cambio profundo en su composición, un cambio que privo al partido del presidente de la mayoría de dos tercios necesaria para modificar la Constitución. El hecho de que el partido del presidente perdiera la mayoría en el Congreso significa que las facultades formales comenzaran a desempeñar un papel más importante en las relaciones entre los poderes ejecutivo y legislativo.
Las relaciones entre los poderes ejecutivos y legislativos en el pasado es de un dominio absoluto del ejecutivo sobre un Congreso que no ha estado a la altura de las facultades que le otorga un Congreso que no ha estado a la altura de las facultades que le otorga la Constitución. Su autoridad para legislar y supervisar ha sido pobre. La facultad para legislar es lo suficientemente amplia y, de las tres ramas de gobierno, el poder legislativo es el que cuenta con el mayor numero de prerrogativas en las esferas económica, político-administrativa, judicial y social. A pesar de todas las facultades que tiene el Congreso, este se encuentra limitado en su accionar ante el ejecutivo.
En el periodo clásico del sistema político mexicano el Congreso Mexicano aparece como una institución débil y subordinada. Esto no solo se trataba porque los legisladores raramente hayan sido los que daban origen a iniciativas de ley, sino que tampoco desempeñaban la función de detener o modificar sustancialmente los proyectos de ley enviados por el ejecutivo. Se podría decir que en general, el presidente podía ignorar a la Cámara de Diputados y decretar su propio presupuesto en caso de una urgencia, el Congreso abandono su función como vigilante del gasto público desde 1954.
La vigilancia de las facultades presidenciales por parte del Congreso tampoco ha sido una práctica. Al poder legislativo se le otorgaron facultades específicas y directas para vigilar los actos del poder ejecutivo. Tal autoridad abarca áreas que van desde la confirmación de nombramientos hasta la facultad para acusar al jefe del ejecutivo por traición a la patria y ofensas graves en contra del orden común.
Debido a esto, el Congreso, lejos de hacer efectivo el principio de la separación de poderes, ha contribuido en gran medida a la obstrucción de dicho principio y repetidamente ha renunciado a sus funciones fundamentales de legislación y vigilancia del poder ejecutivo.
Hay dos factores que contribuyen a explicar el hecho de que el Congreso no cumpla con su función constitucional y que renuncia a sus facultades a favor del ejecutivo, el poder Ejecutivo:
·        Se ha asegurado para sí mismo el apoyo de grandes contingentes de legisladores.
·        Ha hecho que el interés de los legisladores resida en actuar no como un poder de contrapeso del ejecutivo, sino, como aliado o agente permanente de este ultimo.
El poder ejecutivo ha generado grandes mayorías para su partido interfiriendo en la competividad del sistema, mediante su intromisión en la legislación partidaria y electoral. Una vez electos, se ha asegurado la lealtad de una estructura de incentivos que hacen que el interés de los legisladores resida en satisfacer los intereses del ejecutivo.
Con la aprobación de la Ley Electoral de 1946, la manipulación de los resultados electorales y las decisiones relacionadas con quien podía participar y como podía llevarse a cabo la participación fueron colocadas incondicionalmente bajo el control del ejecutivo. Esto garantizo que el Congreso estuviese formado por grandes mayorías del partido del presidente. El sistema de partidos resultante se caracterizo por ser hegemónico.
Otras tres características que se combinaron para fortalecer al poder ejecutivo frente al Congreso fueron:
·        Un partido altamente centralizado y disciplinado capaz de controlar la selección de candidatos.
·        La coincidencia de la presidencia del país y de la presidencia del partido oficial en la misma persona.
·        La clausula de la no reelección.
A pesar de las estipulaciones constitucionales relativas a la facultad del presidente (proyectos de ley, poder de veto, prerrogativas presupuestarias), el Congreso mexicano sobresale como una institución fuerte. El derecho exclusivo de presentar proyectos de ley que se otorga al jefe del poder ejecutivo únicamente se refiere a la esfera presupuestaria.
Los indicadores para medir la capacidad legislativa del poder ejecutivo se relacionan con el origen de las iniciativas de la ley, la medida en que son modificadas y la tasa de aprobación. En el periodo de 1940 a 1970, ninguna iniciativa del ejecutivo fue rechazada por la Cámara de Diputados, esto no significa que todas las iniciativas del poder ejecutivo fueran aprobadas o no sufrieran modificaciones.
Las cosas cambiaron cuando las atípicas elecciones de 1988 dieron al traste con todas las expectativas. El resultado fue el partido del presidente perdió por primera vez la mayoría necesaria para modificar la Constitución y solo obtuvo nueve escaños más que la mayoría simple necesaria para aprobar leyes. En 1997, las elecciones legislativas produjeron el primer gobierno divido en la historia del PRI.
De 1952 a 1997, el poder ejecutivo fue el promotor más activo de iniciativas de ley, pero a medida que los partidos de oposición lograron mayores espacios en la Cámara de Diputados, la presentación de proyectos de ley por parte de las fracciones de estos partidos en el Congreso aumento marcadamente.
En 1997 y 1998, el presidente tuvo que establecer una alianza con un partido de oposición en el Congreso para lograr que se aprobara el proyecto del presupuesto de egresos. Parece evidente que aun sin una reforma que altere la distribución de los poderes formales, el dominio del poder ejecutivo sobre la rama del legislativo ya ha sufrido cambios como resultado de la nueva composición del Congreso. La nueva pluralidad del Congreso ha generado cambios orgánicos que tienen muchas probabilidades de provocar que el Congreso se vuelva mas democrático y adquiera una mayor fuerza institucional.
De 1929 a 1988, el PRI no solo había dominado todas las comisiones, sino que también había tenido la presidencia de todas. Debido a las amplias mayorías y a la disciplina del partido del presidente, no ha habido necesidad de recurrir al poder de veto para sacar adelante la agenda del poder ejecutivo.
En México, el ejecutivo puede nombrar y destituir libremente a la mayoría de los integrantes del gabinete.
En lo que respecta a cuestiones presupuestarias, el Congreso de México parece tener carta blanca. Su facultad para aprobar, modificar o rechazar la Ley de ingresos y el Presupuesto de egresos le otorga una autoridad mucho mayor que la que poseen la mayoría de las legislaturas en América Latina. La única restricción significativa en este caso consiste en que la Constitución prescribe un presupuesto equilibrado. El presidente no tiene poder de veto sobre el renglón de gastos del presupuesto, pues se trata de un proyecto de ley que debe ser aprobado únicamente por la Cámara de Diputados.
El comportamiento de los miembros del Congreso también es de capital importancia para determinar el equilibrio de poder entre las ramas ejecutiva y legislativa del gobierno. En el caso de México, el comportamiento de los legisladores, en especial de los pertenecientes al partido del presidente, ha sido determinante en el limitado papel desempeñado por el Congreso y en su dominio por el ejecutivo.
Los poderes partidistas dependen principalmente del número de partidos en el sistema político, de las reglas electorales y de las normas internas de los partidos. En el caso de México, todas estas determinantes concurren para incentivar la disciplina y la lealtad partidistas al líder del partido, el presidente en turno.
La disciplina respecto del ejecutivo ha dependido de una serie de instituciones y prácticas políticas, entre las que sobresalen dos:
·        El carácter no competitivo o semicompetitivo del sistema, que ha determinado un alto grado de certidumbre en el existo electoral de los candidatos del PRI y restringido severamente las opciones fuera del partido oficial.
·        El control del ejecutivo sobre el proceso de selección de candidatos y, así, sobre la circulación de cuadros políticos en los cargos de administrativos, partidistas y de elección popular.
La distribución de los cargos disponibles se encontraba con toda claridad bajo el control del ejecutivo. Por supuesto, la lealtad y la disciplina pueden solicitarse prometiendo puestos en cargos que no sean de elección popular, de los que el presidente controla literalmente miles.
México pertenece a ese tipo de sistemas en el que hay un postulador de lo candidatos. El sistema no permite que los candidatos participen sin la aprobación del partido.
La apertura al sistema a  la competencia no solo afectara la fuerza del postulador sino que incluso puede alterar la posición del jefe del poder ejecutivo como el postulador supremo. El aumento de la competencia está destinado a alterar tanto el control de la selección de candidatos como la disciplina, por dos razones principales. La primera, porque la opción de salida puede ser usada inmediatamente si un miembro del PRI no se ve bendecido con la postulación; la segunda, porque en un contexto a un candidato con buenas posibilidades de éxito electoral, esto es, se ve constreñido por las preferencias esperadas de los votantes.
Las bases para sostener el complaciente comportamiento y la disciplina tradicionales que los gobernadores han mostrado frente al jefe del poder ejecutivo están desapareciendo rápidamente. El Comité Ejecutivo Nacional, es el órgano del partido que debe aprobar y autorizar las convocatorias para la selección de candidatos a todos los cargos de elección popular.
Con los cambios en el sistema de competencia electoral, se han establecido las condiciones para que el partido asuma su función de determinar quiénes serán los candidatos y, así, transformas su anterior subordinación al presidente.
El resultado de las elecciones de julio de 1997, produjo el primer gobierno dividido en la historia posterior a la Revolución y el PRI sufrió la derrota en tres de las siete gubernaturas en disputa.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Tipos de gobierno



Presidencialismo

El poder ejecutivo no se separa entre el Jefe del Estado y el de Gobierno, sino que recae exclusivamente en el Presidente, elegido directamente por el pueblo (caso de los EE.UU.) .

La comunicación con la opinión pública se establece al margen de la Asamblea.

Raramente la agenda política se forma en foros los institucionales clásicos en exclusiva.

El Presidente no es políticamente responsable ante la Asamblea, pero sí le puede ésta exigir responsabilidad por infracción de la ley o de la Constitución.

El Presidente no puede disolver la Asamblea.

Parlamentarista

El Ejecutivo se divide en dos órganos: el Jefe del Estado (ya sea Monarca, ya Presidente de la República) y el de Gobierno.

El Jefe de Estado nombra, a través del Parlamento, al Presidente de Gobierno, y éste a los ministros.

El Gobierno es un cuerpo colectivo.

Los ministros suelen ser miembros del Parlamento.

El Gobierno responde ante la Asamblea y sólo indirectamente, a través de ella, ante el electorado.

El Gobierno puede disolver el parlamento y convocar elecciones.


La república semipresidencialista o semiparlamentaria

 Es aquella en la cual el presidente de la república, elegido por sufragio, tiene ciertas competencias de gobierno. El primer ministro es elegido por el parlamento a petición del Presidente, y éste responde de su responsabilidad ante el Parlamento, por lo que un presidente y un primer ministro son participantes activos en la administración del día a día del estado.
El presidente se encarga de los asuntos en el exterior y el ministro se encarga de los asunto interiores.




domingo, 14 de octubre de 2012

Gobierno divido en Mexico entre la pluralidad y la eficacia



Las elecciones federales del 2 de julio de 2000 cerraron el ciclo del cambio político en México. El largo proceso de transición a la democracia concluyo así con la alternancia del partido que mantuvo el poder por más de siete décadas. Por segunda vez se vivirá el accionar de un presidente sin el apoyo de un partido político mayoritario en el Congreso.
Por diversas razones, el esquema de control político permitió siempre a los presidentes emanados del PRI operar sus gobiernos desde la certidumbre de una mayoría parlamentaria. Hoy esos viejos modelos de convivencia se han agotado y su lugar lo ocupan la diversidad política, el contrapeso de la representación ciudadana y una cada vez más presente acción de control del Poder Legislativo.
La democracia contemporánea enfrenta desafíos que tiene que ver con su propia dinámica: la configuración de los gobiernos, el sentido de la representación política, la formación de mayorías, el papel de la oposición, así como la pluralidad y la eficacia de la división de poderes.
La división de poderes nació de la clásica propuesta de Montesquieu, quien llamo obra maestra de la legislación a “un gobierno moderado donde las fuerzas políticas adquieren un orden, donde tuvieran un contrapeso y un lastre que las equilibrara, que las pusieran en estado de resistir unas a otras”.
Para el constitucionalismo norteamericano, la división de poderes era la condición necesaria para el funcionamiento de una democracia; dividir el poder era entonces imperativo legal para evitar que las facciones (porque ciertamente los partidos políticos no figuraban aun como los actores principales de la democracia) monopolizaran el poder. El éxito de la formula de la división de poderes estaría justamente asegurado en un atinado diseño de pesos y contrapesos en el ejercicio del poder político.
La democracia representativa requiere de una difícil formula de equilibrio entre mayoría y minorías; el funcionamiento del orden democrático se observa así complejo y contradictorio. Complejo porque su primera misión es la de construir una mayoría en una sociedad heterogénea y diversa, para que gobiernen los mas, y contradictorio porque la misma idea democrática supone el respeto de las minorías, el derecho a existir y disentir de los menos. La construcción de mayorías (al menos de mayorías parlamentarias), a fin de que gobiernen quienes tuvieron más votos; mientras que el pluralismo se gobierne también escuchando y atendiendo a quienes tuvieron menos sufragios.
Las virtudes del orden democrático no se reducen a que los ciudadanos elijan a sus representantes y a través ellos participen en el diseño de las leyes, en la toma de decisiones y en la hechura de las políticas publicas; sino también, y principalmente, en la posibilidad de ejercer el control sobre la actuación de quienes gobiernan. La tarea de vigilar a los gobernantes tiene que ser con la presencia de un agente, cuya misión es justamente moderar los excesos del gobierno y criticar aquellas acciones que puedan operar en contra de los electores: la oposición.
La oposición es necesaria y juega en todos los regímenes democráticos un papel vital para la estabilidad del gobierno. Es complemento insustituible del orden democrático. La oposición en las democracias contemporáneas cumple también, entre otras funciones, la de oxigenar el debate público y constituirse en una alternativa solida para disputar el poder. Su tarea e no dejar el campo libre al Gobierno, sino estimular la buena conducción de los asuntos políticos; parte de su trabajo implica entonces evitar que los errores le salgan gratis a un gobierno que eventualmente puede volverse ineficaz o corrupto.
En los regímenes democráticos, ya sean parlamentarios o presidenciales, la diversidad política, la pluralidad social y la extensión del sufragio, así como la introducción de variantes en la manera de transformar los votos en escaños de representación, han traído consigo un fenómeno asociado: la generación de gobiernos en minoría parlamentaria. La formación de los gobiernos son en sistemas parlamentarios, por ejemplo, existe una alienación casi automática en el poder, porque el partido o la coalición parlamentaria mayoritaria es justamente la que hace gobierno. En tanto en la democracia presidencial, como señalamos, opera la separación entre las ramas que integran al gobierno y no necesariamente existe una identidad entre el Legislativo y el Ejecutivo.

Cuando los federalistas pensaron el sistema presidencial norteamericano, lo hicieron persuadidos de que la relación Ejecutivo-Legislativo era el centro de gravedad para la salud y la estabilidad política de un régimen democrático. El presidencialismo, la formación de mayorías parlamentarias ha sido un fenómeno necesariamente asociado, entre otras variables, al desarrollo de los sistemas de partidos. La formación de mayorías parlamentarias en la democracia presidencial es un factor importante para explicar su funcionamiento y desempeño, así como uno de los indicadores para comprender su estabilidad. Del conjunto de rasgos característicos de todo sistema presidencial, cuatro de ellos se encuentran directamente vinculados con el problema de la integración de mayorías parlamentarias:

1.    El Ejecutivo y el Legislativo son elegidos de manera directa e independiente: produce una peligrosa doble legitimidad democrática, tanto del presidente, como en los miembros del Congreso, debido a que ambos provienen de una votación donde los ciudadanos directamente los han elegido.
2.    Existen períodos fijos para la duración de sus cargos tanto en el caso del presidente, como de los legisladores: consiste en que, debido a la elección separada, ambos poderes se constituyen de manera independiente, y la temporalidad en el cargo es rígida, puesto que no depende de la voluntad del otro Poder como en el parlamentarismo.
3.    El presidente no tiene facultades para disolver el Congreso y 4. El Ejecutivo tiene poder de veto sobre la legislación y ese veto sólo puede ser superado por una mayoría extraordinaria: el corazón de la separación de poderes en el presidencialismo, pero aluden también al margen de maniobra política de ambas ramas del gobierno y a las eventuales esferas de conflicto.
El poder de veto, es siempre polémico, porque se conforma en circunstancias donde el apoyo parlamentario del presidente ha sido superado y se recurre a este dispositivo jurídico, como medida extrema, para frenar una legislación que una mayoría ha decidido. De las bases del presidencialismo descansa el problema de la formación de una mayoría

Los gobiernos donde el partido político que ocupa el Ejecutivo y controla simultáneamente el Legislativo, son el mismo, se han denominado gobiernos unificados. En contrapartida, cuando dos partidos políticos diferentes controlan la Presidencia y el Congreso, respectivamente, se habla de gobiernos divididos. Los gobiernos divididos pueden tener además distintas configuraciones, puesto que el presidencialismo puede ser bicameral o unicameral y, en consecuencia, el control del Congreso por un partido diferente al Ejecutivo puede ser total o parcial.
Los gobiernos divididos tienen así un primer componente partidista y en consecuencia un origen electoral común. El modelo más simple de gobierno dividido se da en presidencialismos con sistemas de partidos bipartidistas, donde el presidente pertenece a una fuerza política y el Congreso es controlado por otra, como claramente sucede en los Estados Unidos. Sin embargo, existen democracias presidenciales que presentan un sistema de partidos multipartidista, donde el número de opciones políticas es superior a dos. Las situaciones no unificadas pueden presentarse por la ausencia de una mayoría parlamentaria. A este tipo de formaciones, consideradas como una clase de gobierno dividido, se les denomina de no mayoría; justamente porque su característica es un partido en el Ejecutivo que no ostenta la mayoría en el Congreso y, al mismo tiempo, un Legislativo donde ningún partido político cuenta con los escaños para constituirse en grupo parlamentario mayoritario.
Como el sistema presidencial más antiguo y estable del mundo, el estadounidense ha visto florecer como ninguno los gobiernos divididos. Ciertamente, las dificultades de la democracia presidencial en Latinoamérica han sido distintas a las que eventualmente han enfrentado los Estados Unidos. Así por ejemplo, mientras en la Unión Americana, desde sus orígenes, la división de poderes obedeció al criterio de los pesos y contrapesos, en América Latina el criterio para dividir el poder se redujo a una lógica de límites funcionales. La consecuencia en el caso norteamericano fue una estructura institucional que inhibía la posibilidad de que un poder invadiera la esfera de otro, mientras que en Latinoamérica la resultante fue una continua tentación para el Ejecutivo y el Legislativo de avasallar al otro poder
Los gobiernos divididos tienen como elementos básicos la dinámica que se entreteje entre el sistema electoral y de partidos. La teoría ha distinguido cinco factores que inciden en la generación de un gobierno dividido:
1.    Voto diferenciado (Split tiket): Es la práctica de los electores mediante la cual deciden votar por un partido en la Presidencia y por otro en el Congreso. Este argumento solo es aplicable en el caso de que las elecciones para Ejecutivo y Legislativo sean concurrentes y ciertamente no explica la generación de gobiernos no unificados en elecciones intermedias, cuando los electores únicamente votan por elegir representantes en el Congreso.
2.    El peso de las agendas local y nacional: Contempla también la fuerza electoral de cada legislador en sus respectivos distritos. Se trata de un fenómeno que se presenta en países donde la reelección consecutiva de los legisladores está permitida y responde a las necesidades de los ciudadanos, de una mayor atención a la problemática local o regional. Si los electores se encuentran más preocupados por las cuestiones de su comunidad que por los del país, y además el candidato al Congreso tiene gran influencia sobre sus electores, será probable que la tendencia local domine a la nacional y la contienda se vuelva más personal que partidista
3.    El ciclo electoral: Hace referencia a un proceso de desgaste que experimenta la figura presidencial luego de su arribo al poder. En este caso, se piensa que comúnmente los presientes llegan al cargo gozando de una amplia popularidad y con un claro mandato de los electores, pero que al transcurrir el gobierno, los ciudadanos experimentan una suerte de desilusión política, porque en su opinión, las acciones y programas del Ejecutivo y su partido no han tenido el impacto que esperaban. Así los electores, en la elección intermedia, le reclaman al mandatario retirándole el apoyo a su partido, buscando con ello moderar ciertas políticas con las que no están satisfechos.
4.    Existencia de expectativas electorales diferentes en la elección de legisladores y Ejecutivo: Habla de un elector racional que decide administrar el sentido de su voto con relación a las expectativas que tiene sobre los candidatos a la Presidencia y al Congreso. En este caso, los ciudadanos generan una preferencia partidista en función de productos gubernamentales específicos.
5.    Ejercicio de moderación político-partidista que los votantes hacen mediante el sufragio: A través del voto los ciudadanos buscan balancear y moderar la presencia parlamentaria de los partidos, y con ello pretenden romper un periodo de dominio partidista.
Estos factores son aplicables tanto en sistemas presidenciales bipartidistas, como multipartidistas. Estos factores son aplicables tanto en sistemas presidenciales bipartidistas, como multipartidistas. La posibilidad del voto diferenciado es solo una condición necesaria para generar gobiernos divididos en las elecciones concurrentes de Ejecutivo y Legislativo, misma que en las elecciones intermedias se halla ausente. En segundo término, el factor de las agendas local y nacional. Los legisladores pueden reelegirse inmediatamente para continuar en el cargo, y donde es posible que los electores dividan su voto en función de sus intereses locales y regionales o nacionales. Pero en el caso de México, esta variable explicativa resulta insustancial, debido a la clausula constitucional que no permite a los legisladores reelegirse en forma consecutiva.
En México como en el resto de América Latina, existe otro conjunto de factores en la conformación de gobiernos divididos. Vale distinguir que una característica básica de las formaciones no mayoría es la falta de claridad en el mandato de los ciudadanos.
Mandato diluido: Sistema de partidos con tres o más fuerzas políticas contribuye enormemente a dispersar el voto de los ciudadanos, y con ello la construcción de una mayoría, que en los sistemas bipartidistas usualmente ocurre y se vuelve una tarea más de los partidos y los grupos parlamentarios que de los electores. En segundo lugar, la configuración institucional que abre o cierra el sistema electoral, puede actuar como un inhibidor de las mayorías y como un catalizador para la pluralidad.

En el caso de México las normas electorales contienen una estructura que puede ser entendida también como un detonante de los gobiernos de no mayoría. Por una parte, existe un conjunto de reglas que podemos denominar como «blandas», que permiten el acceso al mercado político a partidos nuevos o con escasa presencia nacional. Estos partidos, que encuentran en la representación proporcional el incentivo para participar en elecciones, al tiempo que fortalecen el pluralismo, fragmentan la representación. Por otro lado, existe un segundo conjunto de reglas relacionadas directamente con la conversión de votos en escaños, que inhiben la formación de mayorías (22). Es claro que ambos criterios operan en favor de la pluralidad, pero en detrimento de la construcción de una mayoría. En tercer lugar, en sociedades con profundas asimetrías sociales y culturalmente heterogéneas como México, el comportamiento del elector puede diferir del registrado en los Estados Unidos.  
David Mayhew mostró que no existía una diferencia significativa entre la productividad legislativa bajo condiciones unificadas o divididas. Los presidentes que enfrentaban un Congreso opositor, usualmente se las arreglaban para pasar sus proyectos de ley más importantes y en tal sentido, la eficacia del gobierno no se ponía en entredicho. El déficit como consecuencia de un gobierno dividido; un Congreso mayoritariamente opositor buscara modificar la política económica del presidente en los rubros de gasto e impuestos, porque son las variables que afectan el bolsillo de clientelas electorales especificas y porque lo que pretende es ganar simpatías de cara a la siguiente elección.  La imposibilidad de asociar los gobiernos en minoría parlamentaria a la parálisis legislativa, debido a que la mayor parte de las veces, la parálisis ha sido la excepción y no la regla de operación en las situaciones no unificadas.
Dentro de los muchos cambios que experimento el Congreso mexicano como reflejo de nueva pluralidad, los recintos legislativos se convirtieron en autenticas arenas para la discusión de los asuntos públicos. El congreso mexicano fue acercándose al modelo de agente clave del proceso político. Estos cambios supusieron un legislativo extraordinariamente activo, que paso de ser mero testigo de las decisiones políticas y simple sancionador de las leyes propuestas por el presidente, a promotor de las demandas ciudadanas, activista de las políticas públicas y vigilante del Ejecutivo.
En referencia a la idea del conflicto Ejecutivo-Legislativo, la evidencia sugiere que el gobierno de no mayoría en realidad mostro un escaso nivel de conflictividad. A pesar de lo anterior, podemos señalar que se vivieron dos momentos particularmente difíciles en la relación del presidente con los diputados. El primero en el caso del FOBAPROA y la renuncia que solicitaron otros diputados del secretario de Comercio por el asunto del Renave.
Fueron varios los factores que evitaron el choque entre poderes y que la ausencia de mayoría se tradujera en parálisis guberna-mental: 1) el poder de veto que el PRI mantuvo en el Senado; 2) la disciplina de par-tido, presente en todos los grupos parlamentarios; 3) la dificultad para que una coali-ción opositora pudiera perdurar; 4) una moderación del presidente sobre cambios a la legislación; y finalmente 5) el papel que desempeñaron los partidos opositores. A pesar de que el PRI mantuvo la mayoría en el Senado, fueron muy pocos los casos de proyectos de ley enviados por los diputados que el Revolucionario Institu-cional congeló en la Cámara Alta.
Se ha señalado, aunque los gobiernos divididos en Latinoamérica no son causa para el derrumbe de la democracia, si existe evidencia para sostener que en países de reciente democratización, la existencia de coaliciones opositoras hostiles está directamente asociada con la generación de relaciones altamente conflictivas entre el presidente y el Congreso, especialmente ahí donde las oposiciones no han sido minoritarias sino mayoritarias. Los partidos opositores vapuleados y descabezados por una derrota electoral, sufren un acelerado proceso de erosión ideológica, deterioro que pronto puede convertirse en factor de polarización al interior de la organización. Una vez instalada la crisis, los partidos opositores se radicalizan ante el temor de vaciarse electoralmente, porque suponen que de esa manera mantendrán su influencia sobre sus votantes tradicionales. Apuestan por la ortodoxia, bajo la premisa de que el más fundamentalista tendrá mejores posibilidades de sobrevivir y de que en el rescate de su pureza ideológica estriba su propia recuperación. A mayor polarización en una organización política, los riesgos de ruptura se incrementan, y luego de una fractura, es más probable que los nuevos actores parlamentarios, pulverizados y aislados, incurran en prácticas desleales que vulneren la eficacia del gobierno, o eventualmente, se alíen con oposiciones extraparlamentarias (grupos radicales y terroristas), con el único fin de desestabilizar al régimen.
Un gobierno representativo y genuinamente democrático requiere de una oposición para funcionar. Un gobierno que enfrenta una oposición dividida y debilitada, es un gobierno al que los errores le salen gratis, porque en la rendición de cuentas y la fiscalización del Ejecutivo, tareas clave para el buen funcionamiento de toda democracia, la oposición sencillamente no tendría capacidad para intervenir. Ése es justamente el escenario al que México nunca más deberá volver, al de un sistema de partidos con una oposición incapaz de incidir en las decisiones políticas y silenciosas ante los abusos.
Se ha dicho que sería conveniente un cambio en el sistema electoral que reforzara la formula de representación proporcional para volver permanente la existencia de un presidente sin mayoría y de esta manera obligar al Ejecutivo negociar y encontrar soluciones de consenso con otras fuerzas políticas.